Incertidumbre y control

Incertidumbre y control

Actualidad

Una de las situaciones que figura entre las más perturbadoras de estos tiempos tan particulares que habitamos, es su alta carga de incertidumbre. En la economía la incertidumbre es un concepto frecuente. Se toman riesgos que se compensan, tanto para el comerciante como para el consumidor, en función de las ganancias o beneficios posibles que se estiman sucederán. Siempre existirán riesgos y bajo estas premisas se estructura la dinámica económica. Hablamos en términos de unas condiciones de vida “normales”, sin embargo, en el funcionamiento tan peculiar que ha impuesto la pandemia del COVID-19 a las sociedades alrededor del planeta, dichos términos han sido trastocados de tal forma que la incertidumbre se ha potenciado exponencialmente, perturbando cualquier asomo de seguridad. En este 2021 la aplicación de vacunas y tratamientos permitirá ir relajando lo agobiante de la situación y, paulatinamente, se irán retomando y restaurando condiciones donde la incertidumbre no tenga un grado tan agudo de incidencia en la economía. Las repercusiones de esta época convulsa han abatido a muchas economías personales, creando situaciones de impago que, afortunadamente, pueden resolverse en plataformas financieras capaces de reunificar todas las deudas. En España finguru da la mejor opción para resolver estos apuros.

¿Cómo enfrentar la incertidumbre?

De esta insólita irrupción de la incertidumbre podemos aprender el “cómo manejarla”, porque cabe la posibilidad de que estos contratiempos nos dejen mejor preparados, con mayores recursos, para enfrentar y sacarle provecho al futuro.

La enseñanza aquí parte por adoptar una estrategia adaptativa ante los rigores de la situación. La adaptación podríamos resumirla en tres pasos o, para ser más asertivos, tres actitudes que puedan disponerte a un estado apto para la comprensión de una situación como la presente. Ellas son:

  • Aceptación: consiste en un darse cuenta de que, en cualquier momento de nuestras vidas, estamos al borde de todo, que no hay seguridades absolutas, que debemos incluir siempre a los imprevistos como una condición factible de ocurrir. El aceptar lo que se vive es el primer paso para enmendar, para ajustar lo que pueda resultar adverso en cualquier terreno del vivir, no solo en el financiero. Queda claro que los más afectados en situaciones de crisis no son los que más pierden materialmente, sino aquellos que nunca aceptan lo que sucede, porque su actitud no les permite nunca recuperarse.
  • Previsión: después de la fase de aceptación hay que amigarse con el cambio. Significa que debemos empezar a funcionar en las condiciones en las cuales él discurre. El COVID-19 nos ha enseñado a ser más precavidos, a cuidar más de nosotros, en todos lo ámbitos, a colegir con un nivel mayor de racionalidad las vicisitudes del presente para evitar que el pánico nos paralice. Por ello, cada día, deberíamos estar más atentos a lo que, entrelíneas, nos enseña lo que vivimos.
  • Creatividad: ella supone que tenemos que poner a funcionar nuestras potencialidades, las que conocemos y las que ignoramos, no sabremos de qué somos capaces hasta que no lo intentemos. La creatividad es una manera de reinventarnos, es una reingeniería personal que reestructura nuestros proyectos, nos diversifica y nos hace más capaces, más resilientes, ella es “la perspectiva” necesaria para enfrentar lo que el destino nos entregue, bueno o malo.

Lo dicho no nos hace infalibles. Los errores, los desaciertos, las contingencias negativas llegarán, eso es inevitable, pero tenerlo presente fortalecerá la confianza y nos dará más control sobre nosotros mismos. Eso ya es ganancia.

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