Historia de los préstamos

Historia de los préstamos

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¿Sabes cómo se iniciaron los préstamos?

Se puede pensar que los préstamos surgen a raíz de la invención del dinero, no es un error. La historia de los préstamos tiene una conexión indisoluble con el dinero metálico. Sin embargo, antes de la invención de éste, en el remoto mundo antiguo, cuando el trueque era la unidad de cambio, se precisó de acudir a los préstamos de semillas o granos para solventar necesidades agrícolas. Los fenicios, fueron un pueblo de excelentes comerciantes que, hace aproximadamente 4000 años, fomentaron este tipo de intercambio. También, en la antigua Mesopotamia (hace unos 3000 años atrás), se recurrió al acopio del trigo en sus palacios, no solo como una medida de prevención alimentaria sino que, no se excluía el préstamo de la semilla como recurso cambiario.  

¿Y si el inicio fue en Grecia y Roma? 

Hubo un punto de inflexión que cambió la historia del préstamo: la invención del dinero, la moneda. El trueque no siempre era posible, se necesitaba un bien referencial que fuese duradero, de fácil transporte y cambio. La moneda brindó ese recurso al crear un valor que pudo generalizarse, una confianza debido a su construcción en metales preciosos, oro o plata. Las primeras monedas de las que se tiene noticia proceden de Lidia, lo que es hoy Turquía, entre los años 680 y 560 a.C. 

Es en la Grecia preclásica donde se forjan los primeros préstamos con dinero e intereses ya que la necesidad de expansión de los griegos, su empuje comercial se difundió rápidamente, requerían de capital y los préstamos eran el recurso forzoso para la actividad mercantil. Por su parte, Roma, que adopta el préstamo más tardíamente, se distingue porque allí comienza la necesidad jurídica de normar los tipos de interés que se imponían a los préstamos. Es el emperador Justiniano quien intenta controlar la usura de intereses desmedidos.

¿Era el préstamo un pecado?

El periodo conocido como Edad Media es el momento de la historia de Occidente donde el cristianismo tuvo injerencia y poder absoluto sobre los ámbitos de la vida ciudadana. El criterio religioso hizo “pecaminoso” al préstamo, al cobro de intereses porque lo interpretaba como contrario a los principios cristianos. Ello trajo como consecuencia la liquidez financiera y el declive de la actividad económica y cultural durante siglos.

Una posición moral que se postulaba en contra de la acumulación de riquezas dejó el camino abierto para que los judíos, que nunca censuraron los préstamos, se ocuparan de este negocio, lo que no solo les generó enormes fortunas sino que a la par, terminó creando las casas de préstamo y las nociones que, aún hoy, manejamos de la banca, ¡muy lejos de tener la cantidad de entidades financieras que existen hoy!, pero sin duda el germen de la variedad de opciones.

Las necesidades de desarrollo de las sociedades, las guerras de conquista, las insuficiencias económicas del feudalismo y el avance imparable de la economía, hicieron que esta postura radical de la iglesia fuese cediendo. El cisma luterano (la Reforma, 1517) presionó por su parte porque al dividir la iglesia adoptó naturalmente el cobro de intereses en todos los países protestantes. 

¡Cómo cambiaron los tiempos!

El Renacimiento (siglos XV y XVI) trae consigo una revolución en la historia de los préstamos. Esta etapa nace en Italia, en ciudades como Florencia, Venecia o Génova, donde familias poderosas política y económicamente, como los Medici, se convierten en verdaderos banqueros. Es el inicio de la banca moderna que se difundirá por toda Europa.

Época de monumentales e insólitas empresas: los descubrimientos. Ejemplo paradigmático son los viajes de Cristóbal Colón. El descubrimiento de América ocurre a raíz de un préstamo hecho por los Reyes Católicos para financiar la expedición. Así, los préstamos constituyen parte privilegiada de ese magnífico impulso que logra cambiar el mundo, que despliega nuevas ideas, nuevos modos de ser donde el progreso se apoyará para transformar la humanidad. La Edad Moderna ha dado inicio. 

El siglo XVII destaca por la aparición de bancos comerciales en Europa y los Estados Unidos, multiplicando y facilitando los préstamos a sectores de pequeños empresarios y comerciantes. Pero, además, la economía pasa a ser una ciencia. Pensadores de la talla de Adam Smith consideran beneficiosa la inclinación del ser humano a enriquecerse porque también se enriquecen las sociedades. Para estos pensadores la movilidad de capitales, los préstamos, la libre competencia, junto a otras transacciones económicas, generan desarrollo, prosperidad y crecimiento social. 

El siglo XX aportó una veta que hasta ese momento era  impensable, que se alarga hasta la complejidad de nuestros días: el desarrollo tecnológico en la informática. Éste ha sido el más drástico crecimiento exponencial de todas las facetas bancarias, multiplicó el crédito y los préstamos acercándose a todo aquel que desee solicitarlos. Hoy día la tecnología ha puesto a la banca en nuestro hogar. Los dispositivos conectados a la web logran lo que, hace solo unas décadas atrás, era impensable. Las plataformas financieras actuales pueden asesorar y lograr, en minutos, que consigas una variedad de préstamos con los menores requisitos posibles. En España finguru es una buena demostración de esta realidad de amplias opciones de préstamos.

La historia de los préstamos, sin duda, abarca la historia de la humanidad yendo de la mano con el progreso del ser humano y sus civilizaciones. 

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